¿Haz sentido la sensación de que engordas demasiado teniendo en cuenta lo que comes?
Probablemente la razón será que tu metabolismo es lento, algo más frecuente en mujeres que en hombres y que aumenta con la edad.
El metabolismo es el encargado de convertir todo lo que comemos en energía y así mantener todas las funciones necesarias del cuerpo. Se dice que un metabolismo es rápido o lento según su capacidad para hacer esto, viene marcado por la genética en gran medida, pero hay algunos hábitos que nos ayudarán a compensarlo.
El metabolismo basal es el gasto energético que se produce cuando nuestro cuerpo está en reposo y mantiene nuestras funciones vitales. Si tenemos un metabolismo lento nuestro consumo de energía en reposo tiende a ser muy bajo y si es rápido es mayor, procesa los nutrientes y se mantiene mucho más activo. Como consecuencia, es más complicado perder peso con un metabolismo lento. Para intentar acelerarlo hay que modificar la alimentación y hacer ejercicio físico.
A parte de la genética también intervienen en nuestro metabolismo factores digestivos, hormonales o simplemente inflamatorios. Hay alimentos que pueden ayudarnos a acelerar el metabolismo como los frutos rojos, el té verde y el blanco, así como la comida picante. También nos ayudará consumir los alimentos en pequeñas porciones a lo largo del día, en lugar de hacer tres comidas copiosas. Debemos intentar que sea más abundante y calórica en el desayuno y más liviana en la noche.
El ejercicio es también clave, preferiblemente el de fuerza, porque aunque no gastamos la misma energía en una hora que con el cardio, nos permite tener el metabolismo más alto hasta 16 horas después de practicarlo. Con los cardiovasculares dos horas después estás en metabolismo de reposo. También es mejor practicarlo por la mañana que por la tarde.
Dos cosas que debarás tener en cuenta a la hora de activar nuestro metabolismo son el sueño y el estrés. Se ha comprobado que la falta de descanso aumenta el riesgo de sufrir obesidad, al igual que el estrés.